Bostezo vacío de un pecho agotado
lágrimas que valen poco
se estrellan contra el vidrio pulido ante mis ojos
las risas rebotan con fuerza
no hay angustia
no hay tristeza
suave pétalo traslucido en la mirada
la luz es tu sonrisa
charcos sedientos de presente interminable
piel del árbol sustraído del tiempo
remolino marrón y amarillo
un viento que ya no despeina
que porquería
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